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El Padre Dios no ha Resucitado a un muerto, sino a una víctima

Esta mañana se ha conocido que el fotógrafo asturiano Manu Bravo ha sido galardonado, junto a otros cuatro reporteros, con el premio Putlizer 2013. Se trata de una fotografía que muestra una instantánea de la inútil guerra civil que está asolando a Siria desde hace meses. En ella, con un realismo impactante, se puede contemplar a un padre destrozado que porta sobre sus manos el cuerpo sin vida de su hijo. La foto http://t.co/p32mklMnSM me transportó al recuerdo de la Virgen Madre, soportando entre sus manos, al pie de la cruz, el cuerpo desclavado de su hijo Jesús.
Seguimos en tiempo de Pascua. Y pareciera que la resurrección ilumina más la vida que la muerte. Sin embargo, es interesante caer en la cuenta de que el Padre Dios, con la fuerza del Espíritu, en su Hijo no resucitó a un muerto, sino a una víctima. En efecto, Jesús no ha sido resucitado simplemente por morir, sino por cómo ha muerto. La muerte de Jesús es la consecuencia de una forma de vida que ha entendido la existencia como donación y oferta. El Nazareno fue el que vivió en este mundo en el olvido de sí y, por esta razón, pasó por la tierra haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. Por tanto, Jesús es el “inocente” de nuestra historia de crímenes, y su crucifixión es la muerte del justo. No se resucita sólo por el hecho de morir, se resucita al morir solidario con las víctimas de nuestro mundo.
Esta reflexión se me venía a la mente en la contemplación de esta foto. La sangrante pregunta sobre quién hará justicia a las víctimas de nuestra historia queda respondida, por el cristianismo, en la Pascua. El Padre bueno, habiendo resucitado al Inocente, nos ha dicho que Él mismo porta sobre sus manos a las víctimas inocentes de tanta locura. También a ese niño, muerto en una guerra estúpida como pocas.
Prof. Serafín Béjar

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